PROGRAMA 290 – LA “COOLTURA”  (Yo molo mas que tu… y lo sabes)

-Papá dame pasta, que me comprare elementos de limpieza, y así ordenare mi cuarto.

-Vale Jorgito, no te enrolles, que lo mismo me dijiste la semana pasada, y no solo no limpiaste tu habitación, sino que te gastaste el dinero en fiestas, drogas, y señoritas de moral distraída...

-¡Pues si no me das dinero, me declarare en huelga y no limpiare nunca más!, ¡y además dejare de ir al colegio!

-Jorge… ¡tú no has limpiado en tu vida, y además, tienes 40 años y hace siglos que no vas a la escuela!

-¡JOOOO papá…!, ¡dame pasta o te voy a poner a parir en Twitter!, ¡y además dejare de respirar…!

-¡No tendremos suerte de que sea verdad…!.

Este constructivo dialogo es una metáfora de la extraña relación del mundillo de la cultura institucional, con ese ente inefable que lo mantiene y a quien por economía de palabras llamaremos “papá estado”.

Y no quiero que malinterpretéis mis palabras como un posicionamiento político a favor o en contra de determinadas ideas, más que nada porque yo no divido el mundo como lo hace mucha gente en “izquierdas” y “derechas”… no querid@s, para mí la sociedad, ya sea política, social o culturalmente hablando se divide, por un lado en los “jetas”, “caraduras”, “aprovechados” y “estómagos agradecidos”, y por otro los “paganos”, (es decir los que contribuyen con su esfuerzo y el dinero de sus impuestos a que todo funcione), y los verdaderos creativos que son toda esa inmensa cantidad de gente que tiene algún tipo de talento, y lo utiliza para mejorar la vida de los demás.

Y no voy a pretender que tengo la última palabra en cuanto a calificar que es verdadero “arte”, y que no lo es, porque entonces caería en el mismo pecado que estoy poniendo de relieve, el de tener tal cantidad de soberbia que puedas decir sin que se te atragante, que hay dos niveles de cultura, el de los demás, que engloba a todos los que no son de tu “cuerda” ideológica, que es tosco, zafio, y propio de “cuñaos”, y el tuyo y el de tu “chupipandi” que es “cool”, y está por encima de cualquier crítica o cuestionamiento.

Vamos a dejar de lado temas como si algo es arte o no, ya que si lo analizamos fríamente a nivel básico, se trata las mas de las veces de la percepción subjetiva que tenemos de una determinada obra, que en base a las sensaciones que nos transmite, nos provocara una reacción u otra a nivel inconsciente, es decir, que en cierta manera, puede tener tanto valor la “Mona Lisa”, como algunas esculturas hechas con chatarra, o en otro orden de cosas puede ser tan artístico el lanzamiento de “heces” a un ventilador que efectuaba Leo Bassi, como las películas de Eduardo Casanova, (el conocido Fidel de la telecomedia “Aida”), que en los últimos premios “Goya” le reclamaba más dinero a Pedro Sánchez para hacer “cultura antifascista”.

La cultura nunca debería de estar subordinada a la política, (sea del signo que sea), porque entonces se convierte en esclava de esta, claro, que forzosamente esto implica que si se acepta algún tipo de subvención o patrocinio, este debería ser sin que comprometiera a la obra final a ser abanderada de ninguna ideología, ¿difícil…?, probablemente, pero no inalcanzable si de verdad quieres expresar lo que sientes al crear, otra cosa, es que quieras vivir de “paguitas”, concedidas por una supuesta capacidad artística no demostrada que solo se resuma en una actitud elitista y snob.

Actualmente muchas de las iniciativas en “pátreon” y similares, no son más que un tipo de mecenazgo que los individuos pueden efectuar a título particular para apoyar a sus artistas preferidos, sin que estos tengan la necesidad de “vender su alma al diablo” comprometiendo su obra con una determinada corriente de pensamiento, sea esta la que sea. Claro que esto implica tener una capacidad previa de conectar con el público, y un talento real, ya que si no nadie comprometerá su dinero para dar apoyo a tu trabajo. Algo similar al sistema de financiación mediante productoras que tiene el cine americano, donde es necesario que el director convenza a los que van a financiar su proyecto de que este tiene posibilidades de funcionar, antes de que estos le suelten la pasta para llevarlo a cabo.

Para finalizar, permitidme que haga una analogía: En lugar de hablar de manera pedante, sobre la cultura de los demás en tono despectivo, más valdría que hiciéramos un autoanálisis sincero de donde estarán nuestras supuestas “obras maestras” cuando hayan pasado 50 años, si en una sala del archivo histórico del país, o en el expositor de una gasolinera.

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