“EXCUSATIO NON PETITA, ACCUSATIO MANIFESTA” (Asumir responsabilidades o dar excusas)

 

 

"Excusatio non petita, accusatio manifesta" es una locución latina de origen medieval, que viene a ser como un refrán o un dicho, y cuya traducción literal es “excusa no pedida, acusación manifiesta”.

 

La frase está formada simplemente por dos sustantivos opuestos (excusatio y accusatio) y dos participios que conciertan con estos sustantivos en género y número (petita y manifesta).

 

El primero de los participios, petita, está negado con el adverbio de negación.

 

Esta máxima me gusta porque con estas 5 palabras se dicta una sentencia sobre alguien que puede ser sospechoso, pues quien tiene que estar excusándose es porque en el fondo algo ha hecho o algo le sucede.

 

 

Significa que todo aquel que se disculpa de una falta sin que nadie le haya pedido tales disculpas se está señalando como autor de la falta.

 

En español se podría traducir por las expresiones “quien se excusa, se acusa”, “disculpa no pedida, culpa manifiesta”, o “explicación no pedida, acusación manifiesta”.

 

Otra versión de esta expresión es "Excusatio non petita pecata manifesta", literalmente “disculpa no pedida culpa manifiesta”.

 

¿Cuántas veces os habéis visto en esta situación? Pensad…

 

¿Cuántas veces os habéis justificado de una palabra, de un pensamiento o de una situación concreta sin que la otra persona os haya, ni siquiera, preguntado por ella?

 

Sin embargo, habéis interpretado que la otra persona ha imaginado que lo habéis pensado, dicho o hecho.

 

Volved a leed el párrafo anterior y pensad. Si dais una explicación al respecto, os estáis acusando, señalando, os estáis haciendo culpables sin que ninguna persona os acuse.

 

Si tenéis claro que está bien dicho, pensado o hecho, no deis argumento ninguno.

 

Y  aquí entra “el miedo” y sus diferentes contextos.

 

¡Qué manera de dudar de nosotros! Nos hacemos culpables sin que nadie nos acuse. ¡Somos nosotros! Nos justificamos sin razón, por miedo a qué estará pensando el otro, a no ser como los demás, a que no tengan una buena imagen nuestra, a llevar la contraria, a pensar que no van a entender nuestra razón; miedos, miedos, miedos…

 

Es importante explicar según en qué contexto una palabra, pensamiento o un hecho.

 

Lo que no debemos hacer es justificar lo que sabemos (porque en nuestro fuero interno es así) que es cierto. Una buena señal de que no tenemos que justificarnos, nos la da nuestro cuerpo al sentir un nudo en el estómago, esa pequeña sensación de que algo no va contigo, no te sientes cómodo; en pocas palabras, no te gustas, son miedos. Entonces, uno debe observarse y enfrentarse a ese miedo, dar la respuesta que uno tiene como válida o no dar ninguna.

 

Al fin y al cabo, NO TE LA HAN PEDIDO.

 

 

Yo,  aquí marcaria una división clara entre los que yo llamo, usuarios de la tarjeta “T-EXCUSAS CASUAL” y por otro lado los que siempre llevan en el bolsillo la “T-EXCUSAS USUAL”, ahora os lo explico, porque, aunque parezcan similares, en el fondo no podrían ser más diferentes.

 

En el primer grupo encuadraríamos a la práctica totalidad de la raza humana, es decir, por mucho que me vaciléis intentando convencerme de que SIEMPRE decís lo que pensáis, y siempre asumís las consecuencias de vuestros actos, tarde o temprano la vida, que es muy cabrona, os pone frente a una situación en la que os sentís incomodos, porque sabéis que lo que estabais haciendo/diciendo no era correcto, pero por otra parte, no queréis, o bien lastimar a la persona con la que estáis hablando, o lo que es más habitual… simplemente no queréis admitir que no tenéis razón, es entonces cuando el subconsciente os juega una de sus habituales malas pasadas y antes de que podáis deteneros, vuestra boca ya está dando una serie de explicaciones innecesarias para mantener un punto de vista que en el fondo sabéis que es incorrecto, ¡Bienvenidos al bonito mundo de las excusas!.

 

Y en la otra posición, nos encontramos a esas personas, que de una manera deliberada, te “echan humo en los ojos” para tapar unas acciones incorrectas, que han sido perpetradas con el mayor de los descaros, y que normalmente resultan dañinas para los demás, en mayor o menor grado, estos seres suelen siempre viajar con una gran maleta virtual, completamente llena a rebosar de excusas, pretextos, disculpas, justificaciones, coartadas, subterfugios y evasivas, que ante cualquier situación embarazosa, lanzan al adversario para confundir su perspectiva sobre el asunto, tal y como los aviones de guerra sueltan “chaff”, (confetti de aluminio), para confundir el radar de los misiles enemigos, y poder escapar de las responsabilidades a toda velocidad.

 

Yo personalmente encuadro en esta última clase, a todos esos “profesionales” (fontaneros, informáticos, mecánicos, gestores, etc.), que ya sea por incrementarte la factura, porque asumen más trabajos de los que son capaces de gestionar, pero les puede la agonía del dinerito, o simplemente porque son unos “mantas” que trabajan únicamente lo justo y no les importa hacer esperar al cliente.

Por cierto… que al retrete se le llamara en algún momento “excusado”, ¿seria porque las excusas suelen ser pura mie**a…?

 

Y el artículo se acaba aquí… podría poneros una excusa cualquiera para deciros que, “prefiero que los comentarios salgan espontáneamente en directo”, pero la verdad es que tengo que subirlo a la web si o si y voy muy pegado de tiempo…

 

Para finalizarlo, como de costumbre os dejare una frase célebre, y hoy he encontrado una que además de ir que ni pintada para el tema, parece haber sido diseñada específicamente para Luna Gris, se trata de unas líneas de dialogo del personaje Larry Gray., un dermatólogo interpretado por el actor británico Clive Owen en la película “Closer”, conocida como “Closer: Llevados por el deseo”, en Hispanoamérica; y como “Closer: Cegados por el deseo”, en España:

 

“Los depresivos no quieren ser felices, quieren ser infelices para confirmar su depresión. Si son felices no están deprimidos y tienen que salir al mundo a vivir, lo cual puede ser deprimente.”

 

Nos escuchamos el viernes.

 

 

 

 

 

 

 

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