Normalmente suelo ser yo el que presente a los artistas que se incorporan a nuestras secciones pero me vais a permitir que en esta ocasión, y con la llegada a estas páginas de Sergio Mora, deje que sean el artista multidisciplinar Juan Bufill, y la fotógrafa y editora Cecilia Díaz Betz, quienes le hagan los honores…
 
Juan Bufill
Hay personas que no se conforman con eso que se suele llamar la realidad. Su vida se complica y enriquece extraordinariamente por ese solo hecho, por esa actitud de no limitarse a aceptar sin rechistar la realidad dada, esa realidad exterior y anterior a cada uno de nosotros que se nos suele presentar como un hecho consumado al que hay que resignarse y someterse.
La gente práctica que se limita al registro realista quizá ignora que con ello renuncia a reinventar la realidad día tras día y a vislumbrar los variados más allá que ofrece este mundo a los que sienten deseos meta realistas y surrealistas, a quienes acceden a otros sentidos porque perciben con la debida profundidad la música del mundo, la magia y la poesía que a veces ofrece la existencia.
Muchas de esas personas tienden a proponer otras realidades posibles, menos limitadas, más libres o infinitivas. Sienten necesidad de expresar sus concepciones y visiones, y por ello escriben, componen, dibujan, esculpen, actúan, filman, bailan.
Sergio Mora es una de esas personas que, como el protagonista y el director de la película “Big Fish”, conocen el valor de la luz de la ficción y de la energía de la ensoñación. Mágicomora (así firma algunos de sus trabajos) podría decir, como la canción de Nick Drake, eso de “I was made to love magic”. La diferencia es que él no se ha dado por vencido y combate con éxito la melancolía que por ahí acecha: crea su propia magia y se recrea en sus figuras y colores.
Pero quizá lo más importante es que Sergio Mora tiene infancia todavía, no la ha perdido ni, tal como es, la va a perder ya. En la obra de este dibujante, ilustrador y pintor conviven distintas edades y tonos: transgresión y ternura, sexo explícito y lirismo, seducción y rareza, belleza y un punto de monstruosidad, inmediatez cotidiana y fantasía, verdad y juego, arte surrealista y arte pop. No hay que renunciar a ninguna posibilidad de aumentar el placer y la lucidez, no hay que empobrecer la realidad a cambio de un cómodo tedio.
 
 
Cecilia Díaz Betz
Sergio Mora aka Mágicomora es un caleidoscopio audaz, incisivo, psicotrópico y colorista, nacido en Barcelona en 1975, ciudad en la que se forma (Escuela de Artes y Oficios, La Llotja), reside, pinta, experimenta, toca y crea. Si miramos el mundo a través de sus ojos, tan perspicaces como utópicos, descubrimos una mitología genial que mezcla esos iconos con los que todos y cada unos de nosotros nos sentimos de alguna manera identificados, con lo fantástico y espectacular, lo sorpresivo e ilusorio.
Artista multidisciplinar donde los haya, su prolífica obra nos traslada a mundos subversivos, circenses, de bellos monstruos y monstruosas fantasías, en cualquiera de sus vertientes: pintura, ilustración, video, cómic y performance entre otras. Su personal decálogo artístico y sobre toso su idiosincrasia pictórica lo han convertido en el mayor exponente del Surrealismo Pop de la península, llevándole a exponer a nivel internacional, editar libros, publicar en numerosas revistas, realizar campañas de publicidad y un sinfín de colaboraciones más.
 
Mágicomora engancha al espectador a través de un imaginario de ilusionista, haciéndole vivir una experiencia visual que se quedará perenne en su subconsciente. Imaginario simbólico que lleva muy arraigado, ya que su obra no se puede separar de él mismo, como actor secundario camuflado y camaleónico, en esa ficción. Un cameo en su propio cuadro.
 
 
      
      
  
 
    
    
    
 

 

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