“BIG FUN MUSEUM”, UN ESPACIO DIFERENTE A TODOS

Hace unos días el Sr. Vårgsson y yo hemos tenido el placer de poder disfrutar de toda la diversión que ofrece el “BIG FUN MUSEUM” de Barcelona. Para que podáis entendernos primero os comentaremos como es el mencionado museo.

 El local, junto con el “MUSEO DE LAS ILUSIONES”, también de la ciudad Condal, forma parte de una iniciativa para visibilizar un concepto de arte interactivo, exponiéndolo en edificios enclavados en lo que podríamos entender como “el corazón de la ciudad”, exponiendo dicho arte en espacios para toda la familia.  Está configurado en 8 zonas distintas dedicadas a la diversión, la locura, le terror y el tan deseado dulce, a continuación, os haremos un pequeño comentario sobre lo que podéis encontrar en cada una de ellas.

En principio llama la atención la amabilidad del staff del museo, quienes a la entrada te recomiendan que, para tener más libertad, dejes tus enseres personales en una cómoda taquilla gratuita, cosa que agradecerás más tarde.

Una vez hecho esto te sugerirán que empieces el recorrido por la exposición conocida como “RECORDS Y MARAVILLAS” donde podrás contemplar diversos elementos que, o bien han obtenido un record Guinness, o simplemente han alcanzado notoriedad por moverse en ese campo que está entre lo sorprendente y lo bizarro.

 Al salir de esta zona, teníamos varias opciones para seguir con el tour y decidimos pasar “A TRAVÉS DEL ESPEJO DE ALICIA”, sumergiéndonos en los mundos fantásticos de Lewis Carroll, en compañía de la Reina Roja, el ronroneo del Gato de Cheshire y muchos más personajes extravagantes.

 Ya de vuelta de tomar él te con el Sombrerero Loco nos dirigimos a la sala llamada “FOOD ART” donde pudimos contemplar las posibilidades artísticas de elementos tan anodinos de nuestra gastronomía como las frutas, verduras y hortalizas, creednos el efecto es asombroso.

 Tras una exposición tan “nutritiva” el Sr Vårgsson decidió que quería hacer la “digestión intelectual”, de lo que había visto, y para ello nada mejor que ir a ver a los parientes que tenía ingresados en el “MUSEO DE LA LOCURA”.

 Os puedo garantizar que, aunque él no lo admita salió de la visita un poco más pálido de lo habitual, no sé, quizás la sesión con el Dr. Sigmund Freud no le fue muy bien.

Continuamos el periplo accediendo al piso superior para poder seguir deleitándonos con las exposiciones, y accedimos a la “CASA DEL GIGANTE”, un extraño espacio donde jugaras con el punto de vista, pudiendo experimentar mediante efectos de escala y perspectiva, lo que sería tener el tamaño de un ratón y estar dentro de un horno, formar parte de la portada de una revista, ser asediado por una gaviota, o un buen número de situaciones más.

Y, solo añadir que, aunque quizás no todos los escenarios que te proponen sean de la misma “intensidad”, si son siempre divertidos.

¡Ah, y un consejo…!, si en alguna de las otras exposiciones os ha parecido que no valía la pena usar la cámara de fotografía, en esta es absolutamente imprescindible, ya que las fotos pueden ser memorables.

A continuación, viajamos por un mundo de azúcar, dulces, alegría y colores “pastel”, (nunca mejor dicho), mientras degustábamos las azucaradas propuestas del “SWEET MUSEUM”, una exposición que, es posible que tu odontólogo te prohibiera visitar, pero seguro que disfrutaras mucho.

Un espacio en el que te mueves entre nubes de algodón de azúcar, frutas brillantes, caramelos gigantes y unicornios de colores, y del que sales con un enorme antojo de comerte una tarta o un helado…

 Concluimos la exploración de la parte superior del edificio entrando en la “CASA AL REVES”, una zona donde las leyes de la física parecen estar suspendidas, y donde los objetos están situados en el lugar contrario al que habitualmente ocupan, lo que causa un sutil desconcierto y te juega trucos de percepción de los que ni siquiera te das cuenta en un principio.

Resulta inquietante, por ejemplo, pasar por debajo de una motocicleta de más de doscientos kilos, que se mantiene pegada al techo aparentemente por arte de magia, (no se ve fijación alguna), y que tiene a su alrededor varios elementos de mantenimiento para repararla, pulcramente colocados.

El efecto esta tan logrado que consigue “meterte dentro del cuadro”, y tus sentidos te traicionan hasta el punto de hacerte dudar de si todo está al revés, o si tú te paseas tranquilamente pegado al techo como un “Spiderman” cualquiera.

Nos dirigimos a la salida, ya que no podía accederse a la “TIME OUT ZONE – DRY POOL”, que era la última sala en el recorrido, pero que desgraciadamente estaba cerrada por culpa de las medidas de prevención para evitar contagios del virus COVID-19, ya que se trata de un espacio interactivo donde hay contacto físico con los elementos de la zona.

Aunque nos habría encantado verla, nos pareció fantástico que, en un ejercicio de responsabilidad, los administradores la mantuvieran cerrada, por lo que, con actitud positiva, nos propusimos que la situación fuera una excusa para volver al museo en otra fecha, visitarla cuando estuviera operativa, y así de paso volver a disfrutar de todas las exposiciones.

Finalmente abandonamos el edificio, no sin prometernos a nosotros mismos que cuando volviéramos de nuevo aprovecharíamos para visitar también el “MUSEO DE LAS ILUSIONES”.

Os recomendamos que hagáis lo mismo.

PD.: Próximamente podréis escuchar la entrevista que le hicimos a su directora.