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No se a que huelen las nubes, de dónde vienen los niños ni tampoco de dónde salen los padres. Yo, por suerte, tenía una tía-abuela que jamás se molestó en explicármelo. El registro de mi pueblo (Valassek, en la Chochonia oriental) dice que nací el 5 de junio de 1743, pero no dice ni cómo, ni quienes son mi padres. Desde muy niño ayudaba a mi tía-abuela Gretha en las tareas de la granja, cuidando del supuesto negocio de ganadería familiar. Todo era normal hasta que, el mismo día de mi octavo cumpleaños, Gretha, me dijo que esa noche iba a conocer a mis papis. Yo me puse tan nervioso que casi no pude reprimir mis ganas de hacer pis. 
 
Cuando el viejo reloj del comedor tocó las doce campanadas de la noche, una discreta llamada a la puerta anunció que mis progenitores habían llegado. Al abrirla, me encontré con lo que creía que eran dos enormes muñecos de "cartón-piedra". Ambos seres pálidos sonreían mostrándome unos enormes colmillos que deseé que la genética no me hubiese regalado. Sus ojos, irritados y sanguinolientos, hicieron que el estómago se me revolviera al ver como la luz de las velas les hacían centellear como brasas. Sus atuendos, característicos de la edad de piedra, habrían causado un infarto a la directora de la asociación Protectora de Animales de la zona, ya que, estaban confeccionados aparentemente con pieles de animales no identificados, sin curtir.
 
Me dio algo parecido a un espasmo cerebral, sólo pude decir... ah! ¡hola!, perdiendo en el acto el precario control que aún conservaba sobre mi vejiga y con ello, creando un enorme charco de .... en el suelo. Cerré la puerta pero de nada me sirvió. Simplemente entraron, algo mosqueados por mi actitud todo hay que decirlo, yo, me disculpé con la excusa de que hay mucha gente rara por ahí suelta y en casa, sólo hay una Gretha y un Dausen. 
 
Mis padres hablaron conmigo durante toda la noche. Yo esperaba el típico rollo de las abejitas y las flores y todo eso, ¡¡pero no!!... El "taladro", fue a cerca de no se que historia sobre clanes, vástagos, Jihads y otro montón de palabras complicadas, que jamás, (como tantas otras cosas), he llegado a comprender, y así, dada la situación, decidí que no me visitasen más...
 
Por un tiempo, la vida parecia seguir su curso, yo fui creciendo, aprendiendo los usos, costumbres, y leyendas de mi nación, (ya se sabe… Chochonia, es un pequeño pais pero enorme en ritos y tradiciones), y así, de la mano de Franzl Lang, un gran musico y heroe de mi pais, antiguo novio de mi tía-abuela, llegue a convertirme en un autentico maestro del instrumento chochonio por excelencia… el Acordeón Alpino de tres teclados, y de los canticos tradicionales, (ó Yo-Lee-Hi-iiii, como los denominan los expertos), mi vida era tranquila y ordenada, excepto cuando llegaba el dia de mi cumpleaños… En esas fechas, y sin que pudieramos evitarlo, mis padres regresaban, llamaban a la puerta de nuestra casa, y me traian un "regalito"… (normalmente, conejos muertos, dentaduras de otros vampiros, pieles sin curtir, colmillos de lupino, estacas, y otras lindezas por el estilo), en dichas ocasiones, tenia que hacer verdaderos esfuerzos para controlar mis esfínteres.
 
Mi último regalo, al cumplir los 23, fue una cosa enana y calva llamada ghoul, pero, al cabo de un mes, se me murió, como si de un "tamagochi" mal cuidado se tratara. Eso me causó tal trauma “infantil”, que decidí abandonarlo todo y marcharme a los montes, el destino estaba claro para mi, ¡ si no podia vivir tranquilo... me haria pastor ! 
 
Fue entonces cuando descubrí la naturaleza, con sus sus encantos (como tocar el acordeón y cantar bajo la luna llena, correr desnudo por el campo, ó descubrir el amor .... a los animales), y sus peligros (como correr cuesta abajo evitando el alud que tus cantos han provocado, evitar las gripes traicioneras, ó hacer .... al aire libre y cerca de algún avispero). Cuando creí que me había librado de "mi familia de cartón-piedra" aparecieron, como de costumbre, la noche de mi 24 cumpleaños. Me alegró, por un momento, ver que no traían nada empaquetado. Pero, "¡oooh!, pobre de mí...", tenían hambre y me mordieron, tenían sed y me desangraron, pero como en el fondo me querían mucho, no dejaron que la "palmase", de una hemorragia terminal. Así que, sin más, me convirtieron en otro "cartón-piedra", ( mi familia dice que el término correcto es algo así como Gangrel ). 
 
Y como no querian que me sintiera solo mientras ellos triscaban por los montes de los alrededores, convirtieron también a mis 150 ovejas en ghoules, y me advirtieron que tenía que alimentarlas para que no se murieran. 
¡¡ Pues mira que bien !!... Ahí voy yo, Dausen el "cartón-piedra" y sus chupa-sangres ovinas. ¡Y ahora qué...! ¿Eh...?. 
 
Totalmente indignado por mi situación, renegué de mi familia, pero no sin antes regalarles la visión de un precioso amanecer, (desde entonces, están muy quemados conmigo), trás lo cual, y siempre en compañia de mis ovejas, comencé a caminar sin rumbo fijo y llegué años después (no se cuantos… nunca he conseguido entender un calendario) a España, más concretamente a Barcelona... 
 
Quise incorporarme al mundo laboral y mientras desayunaba vigilante de seguridad, al lado de la antena del repetidor de la montaña de Collserola, escuché en su radio de FM, que un programa llamado "Conversaciones con un Vampiro" solicitaba un "chico para todo", sin más dilaciones acudí a la entrevista...
 
Y aquí estoy acompañado de mis 150 ovejas, y completamente dedicado, a la tarea de convertirme en la joven, ( ¿... ? ), promesa de la radio nocturna. 
 
Dausen. 
 
"Mi no habla tu idioma... ¡¡¡ Yo-Lee-Hi-iiii…!!!".
 

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