De vez en cuando, y solo muy de vez en cuando, uno conoce a alguien como Alfonso Bustos, todo un profesional, que aunque lleve mas de treinta años ganándose la vida con su cámara y enseñando a otros a que lo hagan, no por ello ha dejado de tener un trato cercano y afable para la gente... 
Y es en ocasiones como estas, cuando yo,  conocedor de que nada de lo que pudiera decir, le haría justicia, doy un pasito atrás, me callo, y dejo que sea el mismo quien os cuente su historia...
 
“Solo me considero un artesano de la luz. Mi vocación nació al crecer junto a mi padre en un frío laboratorio de Blanco y Negro, en un caserón manchego. 
 
Esa vocación estuvo latente unos años, los cuales dedique a otros estudios y tareas, hasta que un buen amigo me invitó a la presentación de una escuela de fotografía, hace más de 30 años…
 
Allí descubrí mi verdadera pasión y las casualidades hicieron que conociese y trabajase con grandes y anónimos fotógrafos. De todos ellos aprendí a tener paciencia para descubrir el mejor ángulo, el mejor encuadre, la caricia de la luz sobre los objetos, los ambientes más íntimos de los pequeños rincones... Aprendí de los largos silencios del estudio, del bullicio de las sesiones, de las charlas sin pretensiones artísticas y dogmáticas... Aprendí a no dejar pasar esos instantes dignos de ser captados por la memoria visual... Y ahora sigo aprendiendo de aquellos que me aportan ilusión por el conocimiento. En mis fotos no busquéis imágenes artificiosas, sólo buscad la simpleza de lo íntimo.
 
En estos más de 30 años de profesión he tenido la oportunidad de trabajar para clientes que me dejaron desarrollar un estilo propio, orientado en un principio a la fotografía comercial.
 
Con el paso del tiempo me introduje en el campo de la editorial de moda, pero otro giro del destino me encaminó hacia el mundo de las Galerías de Arte y Joyería, lo que me permitió conocer profundamente el trabajo silencioso de los pintores, escultores, orfebres….
 
Fruto de este estudio comencé a realizar fotografía de desnudo femenino, siempre como trabajo personal, sin mayores pretensiones que la investigación personal y descubrí las enormes posibilidades creativas de esta disciplina cautivadora… Disciplina que me permite estudiar las formas, las texturas, la luz, los espacios, las sombras, el color… y todo con la complicidad del elemento más importante: La modelo.
 
Como nada se improvisa, buceé entre los grandes fotógrafos: Man Ray, Bill Brandt, Jeanloup Sieff y , como omitirlo, Helmut Newton. De todos ellos aprendí a captar ese instante mágico, irrepetible muchas veces, ese instante donde confluyen todos los elementos para destilar erotismo a través de la piel de una mujer…
 
Y para terminar, no puedo dejar de mencionar que en la actualidad, sigo con muchísimo interés los trabajos de Pascal Renoux, Brian J. Nelson, Nicola Ranaldi, Igor Amelkovichy por supuesto a Sascha Hütterman...”
 
Este es Alfonso... y yo os lo presento.
      
      
      
    
    
  
 
 
      
 
 
 
 
 
 
 

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