¡¡¡ AGUANTAME EL CUBATA… !!!  (Retos, desafíos y bravuconadas)

 

Como decía el genial Terry Pratchett: “Probablemente el último sonido antes de que el Universo se repliegue sobre sí mismo, será alguien diciendo:

 

 - ¿Qué ocurre si aprieto esto?...”

 

Yo sin embargo apuesto a que el fin del mundo será precedido por un:

 

- ¿A QUE NO HAY HUEVOS DE…? - En tono entre beligerante y festivo.

 

 Porque si algo les gusta a los humanos, es desafiarse alegremente, a hacer cosas estúpidas, sin sentido, o incluso peligrosas, que no harían por voluntad propia en situaciones normales.

 

Pero lo más bizarro de todo es que usualmente, los desafiados, aunque sean personas cabales en cualquier otro momento, y aun a sabiendas de que quizás no tienen ninguna posibilidad de que el reto salga bien, y por tanto teniendo claro que van a sufrir daños incluso graves si lo llevan a cabo…  ¡¡¡LO INTENTAN!!!.

 

Antes prefieren resultar heridos o muertos que admitir siquiera que no se atreven a hacerlo, como si eso les hiciera ser, no se… ¿menos que los demás?

 

 Y resulta curioso, porque esto no va de capacidades reales…

 

 Yo he visto cosas que vosotros no creeríais, abogados maduros intentando repetir la escena de la mano y el cuchillo de “Aliens”, sobre la mesa de su despacho, amas de casa “megacukis”  y  “responsables”  intentando entre carcajadas, no morir asfixiadas al tragar una cucharada sopera de canela en polvo,  e incluso tiradores expertos muy, muy aburridos, intentando calentar balas de gran calibre con un soplete para detonarlas, completamente impávidos ante cualquier lesión…  todos esos momentos absurdos, se perderán en YouTube , como lagrimas en la lluvia…  es tiempo de pensar…  ¿QUE COJONES TIENEN EN LA CABEZA ESTOS TARADOS?

 

 Sería de esperar, por cómo se nos considera, que este tipo de actitudes fueran algo reservado a los hombres, más que nada, por aquello de las “actitudes machistas”, el “falocentrismo” y el “heteropatriarcado inherente al sistema”, pero ¡¡ALBRICIAS…!! por fin la igualdad efectiva se demuestra de una forma clara, poniendo de relieve que no importa el género que tengas, absolutamente todos somos susceptibles de comportarnos como auténticos gilipollas.

 

 

No es solamente porque muchos de estos desafíos sean peligrosos o humillantes, sino también porque cumplir algunos de estos retos puede llevarnos a vulnerar el espacio personal de otros individuos sin su consentimiento, y entonces, cualquier reacción incluso violenta contra nosotros, no solo, mal que nos pese estará justificada, si no que se puede decir que será directamente culpa nuestra, recordad como ejemplo el bofetón que se llevo el YouTuber “Mr.Granbomba”, al llamar “caraanchoa” en la calle, a un repartidor que estaba trabajando, que aunque posteriormente le costó al currante una multa de 30 euros, uno se pregunta si como en el chiste, no sería más positivo y desestresante pedirle al juez que te la multiplique por tres y darle tres hostias dos al derecho y una al revés, quedarte completamente relajado, y a la vez hacer una labor docente y educativa, enseñándole al “graciosete”, que todo este tipo de acciones tienen, o deberían tener una reacción, rápida y dolorosa.

 

 Resulta realmente triste que aunque no deberíamos, asociemos rápidamente términos como valor o audacia, con actitudes que son más propias de gente imprudente y egoísta…

 

 Si, habéis leído bien, he utilizado esta palabra de forma deliberada, porque ser egoísta, no solo estriba en procurar solamente por tu propio beneficio, sino también en que te de absolutamente igual si tus conductas provocan problemas o dañan a los demás, y hay que tener bien claro que una vez dejamos atrás la posible gracia que puedan hacernos determinados desafíos, es necesario ir un paso mas allá y tener en cuenta si lo que vamos a hacer perjudica a alguien.

 

La valentía, el temple, el arrojo, la osadía, son términos que solo deberían aplicarse a acciones tales como sacar a alguien de un coche accidentado o de un edificio en llamas, o ceder uno de tus riñones para que un familiar, (o un extraño), pueda seguir viviendo, o aun mas, dar tu vida para evitar que a alguien se la quiten, como hizo Ignacio Echeverría en Londres el año 2017, interponiéndose entre una mujer y los terroristas de Estado Islámico que intentaban asesinarla, eso señores y señoras es verdaderamente gallardía, por el contrario, el lamer la taza de un WC público durante la crisis del COVID-19, lejos de ser una muestra de audacia no es otra cosa que una muestra fehaciente de hasta dónde llega la idiotez profunda en nuestra sociedad actual.

 

 

Lo peor es que luego cuando de verdad deberíamos sacar las “agallas” a la superficie y aceptar como desafío el poner punto y final a actitudes por parte de incívicos, matoncetes, “bullys”, y demás ralea que va de intimidante por la vida, a muchos se les pasa rápido la fiebre desafiante, y se dedican más que nada a aguantar el cubata más que a “ponerse a la faena”, y si no plantearos un pequeño juego mental, si fuerais en un vagón de metro, y un grupete de tres desaprensivos empezara a increparos y a meterse con vosotros, ¿cuánta gente creéis que se levantaría para ayudaros?, y por el contrario, ¿cuántos se harán los distraídos como si el tema no fuera con ellos?.

 

 Y es que a lo mejor tampoco somos tan valientes como intentamos hacer creer...

 

 Hasta ese momento me despediré con una recopilación de peligrosas estupideces.

 

 

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