SOLO DIOS Y YO TENEMOS RAZON… Y DE EL NO ESTOY SEGURO  (El ego y sus problemas)

Cuando critiquéis a alguien por tener una enorme seguridad en sí mism@, o quizás por que parezca que siempre tiene una visión arrogante sobre las cosas, recordad siempre que si no queréis equivocaros en vuestra valoración, no tenéis que perder nunca de vista lo que le dijo el difunto Tío Ben, a su sobrino Peter Parker, más conocido por “vuestro amigo y vecino Spiderman”

 

“Recuerda Peter, que un gran ego, conlleva una gran genialidad…”

Y, en verdad, en verdad os digo que se cual va a ser el argumento cómico que más se va a repetir durante este programa, la frase será algo así como que he planteado el tema solamente para poder lucir mi ego desmedido…

 

Pero creo que es irrelevante, porque a poco que nos planteemos seriamente el tema que hay detrás de las primeras risas, pronto podremos comprobar que usualmente y salvo algunas excepciones, los únicos que califican de ego desmedido a los que destacan, son los que en sí mismos carecen de cualquier tipo de condición básica para triunfar.

 

Os lo voy a desarrollar de un modo sencillo.

 

¿Nunca habéis conocido a nadie que siempre se esté quejando del poco reconocimiento que tiene en su trabajo?

 

Usualmente se trata de gente que siempre esta mas dispuesta a decirle que “tiene un ego enorme” a quien a su alrededor, se esfuerza día a día en conseguir sus objetivos, que a asumir riesgos y la posibilidad de fracasar en la consecución de sus propios sueños.

 

Personas que no se sabe muy bien porque motivo tienen la extraña sensación de que el destino les debe algo, y que se embarcan en negocios y/o aventuras para las que en realidad no están preparad@s, y que al fracasar inevitablemente están más dispuestos a señalar a los de su alrededor como a gente orgullosa y soberbia que no ha estado dispuesta a brindarles el apoyo y reconocimiento que se merecían, en lugar de asumir que en toda aventura ya sea creativa, laboral o emocional anida la posibilidad de fallar, y que en ese caso, lo más sano tanto económica como anímicamente, es analizar tu proceder y ver si realmente estabas cualificado, o preparado para llevar a cabo lo que te proponías, en lugar de proyectar psicológicamente en los demás los excesos de nuestro ego. 

 

Es fácil de entender… no todo el mundo sirve para ser actriz, o para ganar dinero escribiendo libros, pintando, dibujando, dirigiendo películas, cortando y confeccionando vestidos, o siquiera para algo tan sencillo en apariencia como cocinar una simple hamburguesa… no todos somos genios y muy probablemente la única propuesta que recibas de Hollywood sea para acabar sirviendo mesas en el “Foster´s”, las copias de tu libro acaben almacenadas en cajas en un trastero, tus “monigotes” acaben envolviendo algún “bocata”, la única película que realices sea la que te montes en tu cabeza, o la gente acabe haciendo chistes sobre esa/ese chic@ que hace vestidos con tres mangas. En cuanto a lo de cocinar… cuando el primer cliente que mandes a urgencias con una intoxicación alimentaria te denuncie, te darás cuenta tu mism@ dolorosamente de que no estas llamad@ a seguir la senda de Arguiñano.

 

¿Pesimista…?, ¡en absoluto!, simplemente realista, deberíamos entender todos que resulta de un ego insufrible, valorar tan poco el trabajo de los demás hasta tal punto que nosotros mismos nos creamos que somos capaces de hacer fácilmente y sin esfuerzo lo que a otros les toma tiempo y un serio aprendizaje, quizás deberíamos ser más realistas y entender que muy probablemente la primera regla a seguir para tener éxito y ser feliz, sea similar al “Ikigai” japonés, ese concepto que se basa en identificar aquello en lo que eres bueno, te provoca felicidad al hacerlo, y además aporta algo al mundo.

 

 

Y aunque había empezado defendiendo en cierta manera de los que disfrutan de una personalidad arrogante como la mía, me veo en la obligación de advertir a l@s jovencit@s que decidan en un momento dado asumir el manto del liderazgo egocéntrico, que no es un camino fácil, que los mediocres los criticarán sin descanso, pero que si de verdad están convencid@s de lo que son capaces, y no les causa ningún problema dejar de lado esa falsa modestia tan hipócrita que es la pose habitual hoy en día, yo les animo a que sigan adelante, eso sí, ilustrándose y estudiando sobre aquello en lo que quieran ser excelentes, para no pasar a formar parte de esa legión de falsos egos mediocres, hinchados artificialmente que en realidad no saben de nada.

 

El ego tiene que ser siempre analogía de conocimiento y dominio del tema sobre el que se trate, y nunca jamás una posición vacía sustentada solamente en la apariencia ante los demás, eso, tiene otro nombre… se llama estupidez.

 

Alguien con buen ego no se deja pisar, pero calla delante de alguien que tiene más conocimientos que él, para seguir aprendiendo y poder progresar, eso sí, primero la otra persona deberá demostrarle que en verdad domina el tema mejor que él, ya que de otra manera jamás dejara que lo pongan en segundo plano.

 

Y no es una cuestión económica, ya que alguien pobre es posible que tenga un buen ego que lo haga estar por encima de otros que cargados de billetes tengan una personalidad que no les sirva para llegar a ningún lado, lo que viene a demostrar que el dinero no puede comprar la excelencia para uno mismo.

 

Creo que al final, la cuestión acaba siendo tan simple y sencilla como que, si tú mismo no crees lo suficiente en tus propias opiniones como para defenderlas “a muerte”, muy probablemente sea porque ni tú mismo estas seguro de ellas, y en ese caso, mejor que dejes el ego para los que de verdad están dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias…

 

Así, se podrían evitar muchas decepciones, y también muchas malas situaciones causadas por un inadecuado manejo de la propia soberbia, aunque para un claro ejemplo de lo que puede ser un ego que se corresponda realmente con la realidad de lo que eres capaz, siempre podemos recurrir a una de las frases más emblemáticas de ese sublime personaje clásico del cine que es “El sargento de hierro”.

 

“Soy el sargento de artillería Highway. He bebido más cerveza, he meado más sangre, he echado más polvos y he chafado más huevos que todos vosotros juntos, capullos.”

 

Clint Eastwood dixit

 

En este momento es en el que os dejo con una muestra visual de lo que intento plasmaros en el artículo, y claro, que mejor ejemplo que esta monumental colisión de egos…

 

 

 

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ESTO SI QUE SERA “ENERGIA OSCURA”…

 

 

 

 

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