Bárbara Navarro nació un 18 de Diciembre del año 1991 en Valencia.

 

Creció en muy buen entorno familiar, pero entre el resto de los niños sentía que desentonaba, lo que le provocaba dudas constantes consigo misma y con los demás hasta que decidió plantar cara a las circunstancias demostrando en su primera clase de interpretación , a los ocho años, que ella destacaba ante el resto de compañeros en este aspecto, con su expresividad, empatía con el personaje y su saber hacer, lo que dejó anonadado al profesor y al resto de compañeros los cuales no se esperaban una reacción semejante de la siempre tímida Bárbara. 
 

Tras la experiencia tuvo bien claro a lo que quería dedicarse, quería hacer dramaturgia, pero lo que más ansiaba era hacerlo ante una cámara y poder verse en una pantalla de cine. Es más, tanto le gustaba la idea que el simple hecho de poner su granito de arena en el mundo cinematográfico ya fuera delante o detrás de las cámaras le entusiasmaba hasta tal punto que llegó a decirle a su madre una frase que a ninguna de las dos se le olvidará jamás,  “Mamá, de mayor quiero dedicarme íntegramente al cine aunque mi primer trabajo tenga que ser vendiendo palomitas”. 

 

Más tarde, una ya adolescente Bárbara de 15 años comenzaba sus primero estudios en teatro más allá del colegio, en un curso de iniciación a las artes escénicas, donde tanto ella como la profesora se asombraban de los avances hasta tal punto de ir más allá de lo que requería el curso y alcanzar un nivel mucho más avanzado de lo requerido. 

 

Ya cumplidos los 18 comienza la diplomatura de arte dramático, ese mismo primer año en la escuela comienza a rodar una película independiente llamada “El Archivo Akásico”, que dos años más tarde se estrena en el cine por un día haciendo así posible su sueño de la infancia. 

 

Mientras rodaba la película conoció a Sergio Mangas, el cual también participaba como actor interpretando a su mejor amigo en la ficción. Sergio le introdujo en el mundo de la fotografía haciendo numerosos trabajos junto a Bárbara. Desde entonces no se puede desenganchar del posado, disfrutando así tanto de la actuación en movimiento como de una actuación fotográfica, donde empieza a progresar sesión tras sesión hasta el punto de convertirse en una modelo profesional habiendo trabajado para importantes fotógrafos tras numerosísimas sesiones fotográficas. 

 

En sus trabajos personales en fotografía, pese a ser dinámica siempre quiere mantener una esencia característica y con un toque alternativo que la define siendo así ella misma en cada trabajo que hace,  siempre y cuando respetando roles y personajes pero sin perder su propia esencia, esa esencia que toda persona que se dedique al arte ha de tener, la esencia que le caracteriza.