“VARGHUD” (PIEL DE LOBO)

 

Dice una antigua leyenda  escandinava, que el lobo es de todos los animales el que por su afinidad con el mundo espiritual, esta mas cerca de los humanos…

 

Y cuentan,  que en otra época, en los principios de la era de los Aesir, cuando las manadas que corrían entre la nieve, aun eran capaces de hablar con los dioses, hubo uno entre ellos, que un día quiso andar sobre dos patas y acercarse a los humanos, a los que veía como hermanos mayores en el abigarrado tapiz de la creación.

Tal idea siempre estaba en su cabeza, y la expresaba continuamente a los demás miembros de su manada, diciéndoles que a buen seguro si lograban dejar atrás su parte salvaje y bestial, los hombres acabarían aceptándolos como sus iguales, y al final, Odín mismo premiaría sus esfuerzos, permitiéndoles compartir la suerte de sus hermanos de Midgard, acompañándolos en la batalla, para posteriormente, los que murieran en el combate, ascender al Valhalla, para compartir la gloria eterna junto a los einherjar.

 

Finalmente una tarde, al terminar de cazar, mientras volvía a la guarida que compartía con sus hermanos decidió pedirle al padre de todos que lo transformara en humano, se detuvo en la nieve, dejo sobre el suelo el cuerpo ensangrentado y aun caliente de la liebre que había apresado, y levantando la cabeza hacia el cielo, rogó:

 

-¡Oh Odín…escucha mi voz!, tú que recorres los nueve mundos y eres dueño de la sabiduría absoluta, acepta   por favor mi ofrenda, y concédeme si te place un deseo.

 

No obstante, quiso el destino, que las palabras del lobo, fueran escuchadas por el dios Loki, que se hallaba cerca de allí maquinando alguna nueva travesura. A este, le pareció divertido contestar al llamado de la bestia, por lo que, adquiriendo forma corpórea ante él, revestido de suntuosos ropajes de color verde, portando en la cabeza un dorado casco cornudo, y envuelto en llamas esmeralda que parecían no derretir la nieve, se dirigió al lobo con voz resonante, diciéndole:

 

-¡Bestia impertinente… El Padre de todos no puede atender tu llamada!, sus tareas rigiendo los destinos de los nueve mundos no le permiten perder el tiempo con las peticiones de un ser menor…  Sin embargo, eres afortunado… Porque yo, Loki, hijo de Laufey y príncipe de Asgard, he escuchado tu lamento, y mi naturaleza compasiva me ha hecho apiadarme de ti -El lobo agacho la cabeza, humillándose ante la deidad, y siguió escuchando en silencio sus palabras.

 

-Yo te concederé el deseo que ansia tu corazón, pero antes deberás de probar que eres digno de mi regalo -Loki esbozo una sonrisita malintencionada y continuo con su parlamento- Alterare tu forma para asemejarla a la de los humanos aunque mantendrás algunos rasgos lupinos para honrar a tus antepasados, tus orejas serán puntiagudas, tus dientes serán afilados y tendrás vello en el cuerpo, además, deberás controlar tu carácter, ya que cuando la ira te invada, la rabia de tu naturaleza animal se manifestara, dejando, al disiparse, tus facciones aún más bestiales a los ojos de todos -La mirada del dios se clavaba inmisericorde en el animal, quien permanecía quieto tumbado en la nieve.

 

-En honor a las tres raíces de Yggdrasil, deberás convivir el mismo número de  años con los humanos, para lograr que te acepten como a su igual, si esto consigues, a todos tus hermanos se les permitirá acogerse a tu misma condición, y decidir si quieren cambiar o no, en cualquier caso, para ti, la transformación será permanente… ¡Estas son las normas que yo Loki, exijo por el don concedido!,  ¿estás dispuesto a pagar el precio…?.

 

-¡Si  mi señor…! –Respondió el lobo humildemente- acepto vuestras condiciones y juro que respetare el pacto entre nosotros.

 

-¡Sea pues… A partir de ahora se te conocerá como Ulf  “piel de lobo”, para que siempre recuerdes de dónde vienes!  –atronó la voz del dios mientras desaparecía en un torbellino de fuego verdoso. El animal sintió como su cuerpo se desgarraba empezando a cambiar, entre atroces dolores noto como sus garras se retraían al interior de sus dedos y sus caninos se enterraban de nuevo en las encías, como los huesos se alargaban y sus patas traseras adoptaban una nueva forma. La mayor parte del  pelo del cuerpo se le caía a mechones, y el restante se volvía más fino y frágil, mientras los músculos se redibujaban bajo la piel ocupando nuevas posiciones y los órganos internos cambiaban de tamaño. Incluso el corazón, se le detuvo durante unos agónicos momentos mientras se volvía más grande, finalmente, cuando parecía que ya no podría resistir más, empezó de nuevo a latir, pero con un ritmo mucho más lento.

 

Agotado, desnudo y tembloroso, se puso en pie vacilante, empezando a avanzar inseguro entre los árboles, la respiración le atronaba en los oídos como el fuelle de una fragua y cada paso sobre sus nuevos pies resultaba una tortura, avanzo despacio por el interior del bosque, intentando llegar al lindero, finalmente, a no mucha distancia del límite de la espesura cayo boca abajo sobre la nieve desfallecido.

 

Estuvo un buen rato inconsciente y al recuperar el sentido lo primero que vio fueron los intensos ojos azules de una chica, que se inclinaba sobre el mirándolo fijamente, mientras intentaba darle de beber el agua de  un odre de cuero que llevaba a la espalda. La mujer, al darse cuenta de que había recuperado el sentido, le sonrió cálidamente mientras le preguntaba:

 

-¡Hola extranjero…! soy Dahlia, hija de Harald, has tenido suerte de que pasara por aquí de camino al rio, porque de no haberlo hecho muy probablemente no habrías sobrevivido. ¿Cuál es tu nombre?,  ¿Te han asaltado para robarte, abandonándote para que murieras en la nieve?  –el intento contestar, pero sus nuevas cuerdas vocales se resistían a emitir algo más que gruñidos.

 

-¡Oh… siento ser tan descortés! –Dijo ella-  levántate por favor, toma mi capa y abrígate con ella, la cabaña de mi padre no está lejos, allí podrás calentarte junto al fuego y reponerte un poco, yo te ayudare a llegar.

 

Él  se levantó con dificultad, y envolviéndose en la ropa que la chica le había entregado, camino despacio, apoyado en ella, hasta la casa de Harald, allí, pudo ver que se trataba de una propiedad bastante grande con lo que parecía una fragua adosada a la residencia principal, la mujer, llamo a gritos a su padre quien acudió a la puerta, ayudándoles a entrar al espacioso salón. Allí, le ayudaron a acomodarse junto a la lumbre para que entrara en calor, Ulf  tuvo que hacer un esfuerzo, para vencer el innato miedo al fuego tan común en los de su especie, pero casi en seguida, el calorcillo que se desprendía del hogar empezó a hacerle sentirse mejor, y poco a poco se fue relajando, Dahlia le puso entre las manos un cuenco con un espeso guiso de carne, cuyo aroma hizo ensancharse sus fosas nasales, intento coger la cuchara, pero sus dedos rígidos y todavía ajenos a manipular herramientas le traicionaron dejándola caer al suelo, la mujer, creyendo que tenía las manos aun insensibles por el frio, recogió el cubierto, y con dulzura y amabilidad, empezó a darle cucharadas de comida sin apartar los ojos de su rostro, de pronto, el lobo sintió algo muy extraño brotar en su pecho.

 

-¡Mmmmeee… llamo U-Ulf! -dijo con esfuerzo intentando vocalizar claramente- G-g-gracias por salvarme...

 

La joven y su padre acogieron al extraño en su casa, Harald era herrero, forjando para varios pueblecitos y granjas de los alrededores. A medida que pasaban los días Ulf cada vez se acostumbraba más a su nuevo cuerpo, sus movimientos se hacían más fluidos, naturales y coordinados. Comenzó a ayudar al dueño de la casa en la forja, al poco tiempo demostró una facilidad innata para trabajar el metal, aprendía rápidamente bajo la supervisión del anciano, y empleaba los ratos libres en pasear con Dahlia, hablando con ella, y ayudándola en las labores de la pequeña propiedad. Con el tiempo, Harald le enseño a utilizar el arco, y el joven se acostumbró a cazar en el bosque para proveer de carne a la casa, descubriendo que tenía, por su oculta naturaleza, una habilidad natural para rastrear a las presas.

 

Al correr de los meses Ulf se había hecho un hueco en el corazón de Harald y su hija, juntos habían viajado en varias ocasiones a las ferias y mercados que se organizaban en los pueblecitos de la zona, y los vecinos aunque al principio desconfiaban del peculiar aspecto del joven extranjero, finalmente dejaron de mostrar inquietud por sus afilados colmillos y orejas puntiagudas aceptándolo como a un vecino más.

 

Harald, le enseño también el manejo de la espada, el escudo y el hacha de combate. En su juventud, el herrero había destacado en varias batallas, y aunque, hacía mucho tiempo desde la última vez que había combatido, y a pesar de que su carácter era de natural pacifico, el padre de Dahlia aún era un adversario a respetar. A  menudo, cuando después de un largo día de trabajo, descansaban sentados en el porche compartiendo una jarra de cerveza, el viejo le hablaba a su huésped de su pasado, y le decía que la paz era el mejor estado para el ser humano, pero también le hacía hincapié en numerosas ocasiones sobre que un hombre de bien, debía estar dispuesto en todo momento a tomar las armas para defender de cualquier peligro a aquellos a quien amaba, por lo que se tomó mucho interés en que Ulf se convirtiera en un guerrero hábil y competente.

 

El carácter noble, amable y sincero del joven, había causado que hubiera llegado a apreciarlo sinceramente, casi como a un hijo propio, mientras que por otro lado, el amor había surgido como algo natural entre Dahlia y su aprendiz, por eso, no se sorprendió en absoluto, cuando una tarde, los jóvenes se plantaron ante él y le solicitaron su bendición para realizar los ritos que los unirían como pareja ante los dioses. Harald, abrazo tiernamente a su hija besándole el cabello, y luego hizo lo mismo con Ulf palmeándole la espalda con fuerza.

 

-¡Tenéis mi bendición! -dijo con los ojos arrasados en lágrimas- solo espero que seáis muy felices.

 

Empezaron los preparativos de la ceremonia, el herrero, le entrego al joven tres monedas de plata antigua que este fundió para crear los anillos que se intercambiarían el día del enlace, le enseño a labrar su superficie con runas de protección para atraer la felicidad sobre ellos, y una vez estos estuvieron terminados, partieron montados en el carro de Harald dirigiéndose a uno de los pueblecitos cercanos que tenía un pequeño templo.

 

Al llegar a la villa ya había anochecido, y fueron directamente a la morada del sacerdote. Este era un anciano calvo y con la espalda doblada por los estragos de la edad, sin embargo en cuyo rostro brillaban unos ojillos astutos como los de una comadreja, el herrero se saludaron estrechándose los antebrazos y palmeándose la espalda, se conocían de antiguo, de hecho primero habían jugado de niños, y más tarde combatieron juntos, antes de que el clérigo decidiera tomar el camino de la religión.

 

Harald le dio la noticia a su amigo, que pareció muy feliz de poder oficiar el enlace en el pequeño templo de la villa, pasaron al interior de su casa, donde decidió echarles las runas para determinar cual sería la mejor fecha para celebrar la ceremonia, los huesecillos bailaron sobre la mesa y el religioso les comunico a sus invitados que indicaban que debían de casarse al mediodía del día siguiente, por lo que les preparo algo de cena y un espacio para que pudieran descansar, y después de un rato de charla y preparativos para el evento, se acostaron todos a la espera del nuevo día.

 

A la mañana siguiente mientras Ulf y Harald ayudaban al sacerdote Torstein a preparar el oratorio para la celebración, Dahlia se vistió con el traje de fina lana blanca, que su madre llevara también para casarse y se trenzo el pelo intercalándole unas pequeñas flores silvestres que había recogido. Las horas pasaban y los habitantes de la villa se fueron acercando para la celebración, mientras algunos, colocaban alrededor del fresno sagrado que ocupaba el centro del pueblo,  las mesas para el banquete nupcial, otros iban buscando sitio a los lados del camino para poder presenciar cuando la novia se dirigiera al encuentro de su prometido.

 

Una boda siempre es un buen motivo para celebrar una fiesta, y la familia del herrero eran miembros apreciados de la comunidad, finalmente cuando todo estuvo listo, Torstein, se coloco bajo el árbol, y retiro un paño blanco que cubría el pequeño altar colocado entre las raíces, hecho esto, levantando ambos brazos hizo una seña a Harald y Ulf, quienes avanzaron llevando entre ambos una joven oveja que el padre de la novia había comprado esa mañana, al llegar junto al sacerdote, este les pidió que la sujetaran firmemente, y con un pequeño cuchillo procedió a cortarle el cuello, salpicando con la sangre la tosca piedra sagrada, que al humedecerse mostro las runas talladas en su superficie.

 

Hecho esto, el sacerdote se giro hacia los cuatro puntos cardinales y cerrando el puño hizo el símbolo sagrado del martillo para llamar la atención de las divinidades, tras lo que indico a la novia que podía avanzar hacia el monolito sagrado. Entre el público asistente, un viajero recién llegado al pueblo parecía contemplar la escena con curiosidad, se trataba de Loki en forma humana. La ceremonia había atraído la curiosidad del dios, y decidió observarla más de cerca. Vio como el sacerdote unía las manos de Dahlia y Ulf, atándoles las muñecas con una cuerda blanca para acto seguido hacerles beber un trago de una copa de hidromiel, que vacio después sobre el altar  como libación para santificar el acto.

 

Finalmente, Torstein, hizo arrodillarse a la pareja e intercambiar los anillos, entonces apoyando las manos sobre sus cabezas, pidió la bendición de los dioses para los jóvenes esposos:

 

-¡Odín, Thor y Freyr…! –Clamo con voz enérgica-  ¡Dioses que estáis por encima de todos nosotros… Yo os imploro que concedáis felicidad y prosperidad a esta pareja que hoy decide iniciar un mismo camino! – Y sujetándoles los hombros, los levanto, para finalizar el ritual, afirmando con resolución  mientras hacía que se dieran la vuelta para encarar a  los asistentes.- ¡Dad testimonio todos de que en este día, Ulf y Dahlia son ahora uno bajo la luz de Odín…  que él les proteja siempre de todo mal! – y reuniéndose con Harald precedieron a todos los invitados hasta las mesas donde dio comienzo la celebración. Mientras tanto,  entre los invitados, Loki ardía de rabia.

 

-¡Así que, a pesar de ser el único dios que se apiado de los lamentos del lobo… El muy desagradecido ni siquiera ha velado porque me le citara adecuadamente el día de su enlace! –Pensó- ¡Pues pronto aprenderá, que lo que un dios da con una mano, puede quitarlo con la otra! –Y retrocediendo a las sombras se desvaneció en el aire, reapareciendo junto a la puerta de una taberna de mal aspecto situada a alguna distancia de la aldea. Paso al interior y se acomodo en la tosca barra hecha de tablones, su aspecto había variado, para parecer un hombre mal encarado con el rostro lleno de cicatrices, pidió una cerveza, y mientras la bebía con el ceño fruncido mascullo entre dientes, pero lo suficientemente alto para que todos pudieran escucharlo.

 

-¡Hoy, Harald el herrero ha casado a su hija con el forastero extraño… ahora lo estarán celebrando!, he visto que llevaba en el cinto una bolsa de buen tamaño llena de plata antigua… ¡Por Ymir… estoy seguro de que en su cabaña tiene más! Además, la hija es una guapa moza… y joven, se podría obtener por ella un bonito precio. ¡Seguro que un grupo de hombres audaces lograría un buen botín… si tuvieran el valor de tomar la casa!

 

Los comentarios empezaron a circular entre los que se hallaban en el bar, Loki una vez comprobó que los deseos de aquellos miserables, coincidían con sus propios planes, volvió a refugiarse en las sombras lejos del fuego y se desvaneció de nuevo.

 

Al día siguiente, en el pueblo, los festejos habían finalizado, y los jóvenes esposos y el padre de Dahlia se despidieron del viejo sacerdote prometiéndole volver pronto, y se dirigieron a su hogar, al llegar a él mediada la tarde, y mientras la joven novia y su padre disponían los alojamientos en el interior de la casa, Ulf decidió salir de caza para traer algo de carne para la cena. Quería que aquella primera velada fuera algo especial para ellos, y se movió despacio por el bosque hasta que encontró las huellas de un venado, al que rastreo y abatió con su arco, contento por el éxito, con la pieza cargada en el hombro volvió hacia la casa, pero cuando aún estaba a cierta distancia de ella le pareció oler a humo en el aire, y acelero el paso.

 

Al llegar al claro dónde estaba la cabaña, vio que esta estaba ardiendo, y de inmediato, soltando la presa y el arco, corrió hacia la choza llamando a gritos a su familia. El edificio ardía intensamente y Ulf dio la vuelta alrededor, había huellas de lucha sobre el suelo y rastros de sangre que iban hacia el lindero del bosque, y al seguirlos, encontró el cuerpo de Harald muerto, tenía su espada cerca, pero lo habían acuchillado varias veces en pecho y espalda.

 

El joven se arrodillo a su lado con los ojos llenos de lagrimas, le acaricio el cabello ensangrentado, después alzándose de nuevo, le quito el cinto con la vaina, y se lo ciño a la cintura, finalmente lanzo el cuerpo entre las llamas, para que se consumiera y que su espíritu subiera a los cielos, hecho esto, se volvió hacia donde lo había encontrado, recogió la vieja espada enfundándola, y observo atentamente las huellas del suelo, estaba claro que varias personas se habían enfrentado a Harald, y se habían llevado por la fuerza a Dahlia, noto como la resolución crecía en su pecho, ¡tenía que rescatarla!, pero era consciente de que necesitaría ayuda para hacerlo, se dirigió al siguiente claro del bosque donde el herrero tenía un cercado donde guardaba a su yegua, y ensillándola, monto en ella dirigiéndose a todo galope hacia el pueblo de Torstein.

 

Horas después llego a la aldea, contándole al sacerdote lo que había ocurrido, este se entristeció mucho por la muerte de su amigo de la infancia, pero reaccionando con presteza,  golpeo enérgicamente el aro de hierro que servía para dar la alarma, reuniendo a los vecinos en la plaza.

 

Cuando todos hubieron llegado, les conto lo sucedido, y les pidió que ayudaran a Ulf en el rescate de su esposa, pero, el ser humano es mezquino y egoísta, y los aldeanos no se sentían obligados a auxiliar al joven extranjero, y mucho menos a arriesgar sus vidas para rescatar a una mujer que podía estar ya muerta, así que empezaron a abandonar la plaza. Al final, Ulf y el sacerdote se quedaron solos, con una mirada de furia en los ojos, este entro en su casa, volviendo a salir instantes después, portando una espada tan antigua como la que había sido del herrero, fue a buscar su caballo, y mirando a los ojos al joven, le hizo un gesto de afirmación con la cabeza. Ambos montaron y salieron del pueblo al galope.

 

Tres días tardaron en encontrar el campamento de los bandidos, estos eran ocho, se habían reunido junto a unas rocas en el corazón del bosque para repartirse el magro botín, y se estaban echando a suertes a Dahlia, los dos se enfrentaron a ellos con audacia, pero a los pocos momentos, el viejo clérigo cayo con la espalda atravesada por una traicionera estocada, Ulf grito, y la ira invadió su corazón, manifestando su parte animal, tal como había dicho Loki, sus colmillos se alargaron, sus uñas se volvieron garras, y su nariz se retrajo un poco, cargo sobre ellos con una sanguinaria rabia roja, desgarrándolos, mordiéndolos y haciéndolos pedazos con su espada, hasta que los pocos que no yacían muertos sobre el suelo, emprendieron la huida despavoridos. Jadeando y cubierto de sangre propia y ajena se acerco hasta donde su esposa estaba maniatada, liberándola, dándose cuenta en seguida de que esta estaba herida también.

 

Cargando el cuerpo muerto del sacerdote sobre la vieja yegua, monto el caballo de este, y ayudando con mucha delicadeza a la joven a montar con él, emprendieron el camino del pueblo. El trayecto fue lento y angustioso, Dahlia se iba debilitando por la pérdida de sangre y Ulf se desesperaba, pero no se atrevía a forzar la marcha, finalmente llegaron a la población, y el joven les conto a los vecinos lo sucedido, estos lo miraban con suspicacia, su aspecto en el que los rasgos animales se habían agudizado les causaba desconfianza, la voz de una vieja se alzo entre los aldeanos.

 

-¡Miradle bien… es un demonio de la camada de Fenris!, seguro que el mismo mato a Torstein y ahora intenta instalar entre nosotros a esa bruja, para que nos traiga la desgracia a todos, ¡Seguro que cualquier noche le abren las puertas de la aldea a los bandidos para que nos degüellen mientras dormimos!... ¡Hay que echarlos de aquí! –los pueblerinos empezaron a adelantarse, rodeando a la pareja. Mientras Loki, metamorfoseado esta vez en anciana, sonreía satisfecho viendo como los lugareños, recelosos por el aspecto del joven, y asustados el posible ataque de los bandidos,  les hostigaban tirándole piedras y palos, y agitando horcas, bastones y hachas, los obligaban a él y a su esposa herida a abandonar el pueblo.

 

 El joven matrimonio, tuvo que irse a pie de la villa, y trataron de volver a las ruinas de la casa donde habían vivido, pero el sol se puso y empezó a nevar, Dahlia estaba demasiado débil, por lo que intentaron refugiarse en el bosque, allí ateridos de frio, se prepararon como mejor pudieron para  pasar la noche. Al cabo de unas horas, una manada de lobos, los encontró abrazados, envueltos en la capa de él, intentando resguardarse bajo un árbol, y se acerco a ellos, se trataba de los que habían sido los hermanos de Ulf, quienes lo reconocieron, e intentaron ayudarles.

 

Se agruparon alrededor de ellos, abrigándoles con el calor de sus cuerpos, sin embargo el estado de la joven era demasiado grave, y al final poco antes del amanecer, expiro entre los brazos de su esposo. El, de rodillas en la nieve y con ella en los brazos echo hacia atrás la cabeza y mirando al cielo con ojos arrasados en llanto, chillo con el corazón roto de dolor, el grito fue más un aullido de bestia que un lamento humano, y fue coreado por sus compañeros lupinos que se sumaron a él en un triste coro resonando sobre los campos helados. Finalmente, ronco y desesperado,  decidió invocar a Loki, quien apareció al momento, de nuevo en su impresionante forma divina rodeada de verdes fuegos fatuos.  Ulf se dirigió a él, y le dijo.

 

-¡Oh Loki… tu don solo me ha traído amargura y dolor!, he visto lo que hay en el alma de los humanos, y si bien he encontrado nobleza y amor en algunos, aun he encontrado más incomprensión, odio, y maldad en la mayoría, ¡hay mucha más compasión entre mis hermanos de cuatro patas que en todo el conjunto de la humanidad! , era mucho más feliz cuando vivía simplemente como lobo, ¡Yo te lo imploro….devuélveme a mi antigua condición!

 

-¡Estúpido animal…! –Le respondió el dios- ¿ahora gritas mi nombre, recuerdas que te concedí dones, e incluso te permites el lujo de pedirme favores?, ¿Entonces, por qué no me citasteis ni tu ni el sacerdote el día de tu boda, y solo invocasteis a Odín, Thor y Freyr, quienes jamás han respondido a tus llamadas…¡Nunca se debe desafiar a los dioses… Las desgracias que has sufrido, son el justo castigo que te he impuesto por tu arrogancia!, ahora vuelve al bosque si quieres, o intenta vivir como humano, pero jamás podrás ser ninguno de los dos al completo, pasa el resto de tus días atrapado entre ambas razas, arrepintiéndote de la ofensa que me infligiste, ¡Ni lobo, ni hombre… tal es mi decisión…!

 

Dicho esto, Loki desapareció de la vista en un remolino de oscuridad dejando al joven sollozando sobre el blanco manto invernal. Al cabo de un buen rato, se levanto, y flanqueado por la manada se dedico a recoger leña con la que hizo una pira que consumiría el cuerpo exánime de la que había sido su esposa por tan breve tiempo, la prendió, y hecho esto, se giro de espaldas a ella internándose en la espesura junto con los lobos, sin mirar ni una vez atrás. Desde entonces vivirá con ellos hasta su muerte, momento en el que todos sus hermanos decidieron que en adelante, vivirían sus vidas libremente, sin pedir  jamás favor alguno a los dioses, y que cada noche de luna llena cantarían a la luna, contando a todo el que quisiera escucharles, la triste historia de Ulf, el lobo que perdió su naturaleza por intentar ser humano.

 

Pero la historia no acaba aquí, Odín que es padre de todos, al enterarse de las malas acciones de Loki, se sintió entristecido, y decidió premiar la noble actitud de Ulf,  haciéndolo revivir como guerrero en Valhalla para combatir al lado de los elegidos, ese fue el origen de los temibles berserker de piel de lobo conocidos como los Ulfhednar. Por todos estos hechos, las völva y los hombres sabios suelen decir que los lobos son mucho mejores que los humanos, ya que aunque estos les cacen sin piedad, los animales les demuestran su nobleza porque, en lugar de devorar a los niños que encuentran perdidos en los bosques, los recogen y protegen, criándolos como a sus propios cachorros.

 

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