Título: El muñeco
Autora: Daphne du Maurier
Traducción: Marian Womack
Editorial: Fábulas de Albión
Págs: 286
Precio: 20 €
 
 
Podemos sentir inquietud por muchas razones: un ruido extraño en medio de la noche, una factura sin pagar cuyas consecuencias tememos, los resultados de unos exámenes médicos que no acaban de llegar, el extraño comportamiento de una persona que pensábamos conocer bien… Pero, ¿es que acaso es posible conocer bien a alguien? Tal vez tu respuesta a esta pregunta cambiaría después de leer “El muñeco”, el libro de relatos de Daphne du Maurier del que hoy os hablaré. 
 
“El muñeco” es un libro compuesto por un total de trece cuentos escritos por Daphne du Maurier, precedidos todos ellos por un más que acertado prólogo de la también escritora Pilar Adón. 
 
El volumen le debe su título a uno de los relatos que en él encontramos, una pieza que tal vez para los lectores de hoy en día, acostumbrados como estamos a todo tipo de extrañezas (por no usar adjetivos más fuertes) con respecto a las manías humanas (también por llamarlo de alguna manera), no nos sorprenda tanto como a los contemporáneos de la autora lo que vamos a encontrar aquí. A saber: una historia sobre un trío amoroso (o no tanto) con un muñeco de por medio. Pero mejor no digo más: leed vosotr@s mism@s y luego me decís qué impresiones os suscita. 
Se podría decir mucho acerca de estos cuentos, tanto individualmente como en conjunto: de su prosa, asequible y esmerada, pero sin barroquismos que puedan resultar excesivos o desviarnos de la trama; del tempo, tan bien medido; de la atmósfera de inquietud, a veces de intriga, tan bien lograda; de los personajes, tan bien perfilados… Yo, sin embargo, quisiera destacar, sobre todas estas cosas, lo que creo que sin duda es fundamental en la narrativa de esta autora: el análisis que en todos y cada uno de sus cuentos hace de la naturaleza humana y de las relaciones interpersonales. 
 
La naturaleza humana es compleja, de forma que la persona que una vez conocimos, o creímos conocer, puede cambiar de pronto, por ejemplo, con la llegada de un barco a una isla perdida y aburrida, como vemos en “Viento del este”; o después de conocer a un mal chico, como en “Picadilly”: o tras un interesante viaje a una ciudad lejana, como vemos en “Nada duele mucho tiempo”. 
 
Nada duele mucho tiempo, menos aún para los indolentes que conoceremos en “Y ahora Dios nuestro Padre”, “Y sus cartas se volvieron más frías” y “La lapa”; cuentos protagonizados por personajes manipuladores, totalmente convencidos de que lo que hacen está bien (el remordimiento no es una opción) que nos hacen preguntarnos si en verdad existe esa fina línea que separa el bien y el mal cuando pensamos en nosotros mismos. 
 
El matrimonio y las relaciones de pareja, en general, dan para mucho, como vemos en el ya mencionado “El muñeco”, “Una diferencia de carácter” (relato que nos habla de lo frustrante que puede ser relacionarse con alguien que no te entiende, y viceversa), “Frustración” (un divertido cuento protagonizada por un joven matrimonio de idealistas con final de chiste), “Gato doméstico” (relato en el que un ser en apariencia inofensivo enseña sus cartas y provoca la enemistad entre madre e hija) y “Fin de semana” (divertida pieza que nos advierte de lo peligroso que es irse de fin de semana con alguien que acabas de conocer, prácticamente). 
 
El tema de la prostitución y sus miserias, también tocado en “Picadilly”, vuelve en “Mazie”, cuento en el que una prostituta intenta huir de algo que debería preocuparle: lo que le espera en el futuro si sigue en las calles. 
 
El toque fantástico a este libro de inquietantes relatos lo da “El valle feliz”, un cuento con múltiples interpretaciones en el que es difícil distinguir entre lo soñado y lo real. 
 
Deduzco después de leer los cuentos que contiene “El muñeco” que Daphne du Maurier, la autora de Rebeca, la novela que más tarde se llevó al cine con tantísimo éxito, debió de ser una persona inteligente, reflexiva y con una gran vida interior. Con gustos un poco lúgubres, dirían algunos. Pero, ¿es que acaso las relaciones humanas no lo son en muchas ocasiones? ¿No nos produce inquietud el saber que nunca llegaremos a conocer del todo a los demás, que todo lo que creemos saber de los demás no es más que una bonita fantasía que nos haga dormir por la noche? Pero, ¿cómo pretendemos conocer a los demás cuando apenas nos conocemos a nosotros mismos? Preguntas sin respuesta, sin duda; pero, ¿qué mejor que hacérselas después de leer un libro tan bueno como éste del que hoy os hablo? Anímate, querid@ lector/@ a adentrarte en las páginas de “El muñeco”, un libro que seguro que te sorprenderá gratamente. 
 
 

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