PROGRAMA 292 – ¡ LIBERAD AL KRAKEN…!  (Fin del confinamiento para los niños)

 

Dicen que la frase que ha quedado para la posteridad, antes de que el “TITANIC” saliera de los astilleros para un único y último viaje, en el cual morirían 1496 personas de las 2208 que iban a bordo, fue la del diseñador jefe Alexander Carlisle, quien,  ante la pregunta de uno de los supervisores sobre si había algún motivo para un número tan reducido de botes salvavidas en un barco tan grande contestó con desdén:

 

-¡Mi barco NO necesita botes salvavidas, porque ES INSUMERGIBLE…!

 

¡ MEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEECCC… EPIC FAIL!

Esta pequeña anécdota, cuya única parte positiva si la hay, es que muchos años más tarde todos podríamos disfrutar de una de las escenas más absurdas del mundo del cine, donde Leonardo DiCaprio se ahogaba por no poder compartir una puerta con una Kate Winslet de 1´74 de estatura y unos escasos 50 Kgs, (¡¡¡Si Kate… cabíais los dos!!!),  pone de relieve algo que debería de ser ya bien conocido por todos nosotros, la especie humana es intrínsecamente estúpida, y tristemente, la evolución no ha hecho nada por mejorar esta condición.

 

Creo que no descubro la gaseosa, si digo que los seres humanos son básicamente egoístas, narcisistas e insolidarios, no sé muy bien  si por una deformación del primitivo instinto de supervivencia que les empuja a intentar pasar por encima de todo y de todos para preservar su existencia, o simplemente para tener éxito, ya que en su mayoría parecen de alguna manera asociar el triunfo, con algún tipo de pervivencia, legado o perpetuación de su tiempo vital.

 

Pero, ¿por qué os cuento esto…?, os preguntareis, ya que como de costumbre no parece tener demasiado que ver con el tema del  programa, pues os lo explico porque en realidad tiene mucho, pero mucho más que ver de lo que parece a simple vista.

 

Creo que todos somos conscientes de estar viviendo un momento transcendental, una situación como no ha habido igual en toda la historia de este planeta, la humanidad se enfrenta a un evento que podría perfectamente marcar un antes y un después en la civilización tal y como la conocemos, temas que dábamos por sentados y que nos parecen “de cajón”, quedan destrozados por la brusca colisión con el duro mundo real, lo que causa una sensación de desconcierto y ansiedad general.

 

 

Y,  los más afectados por este clima son precisamente la gente joven, entendiéndose por esto, las generaciones que nacieron con posterioridad a los tiempos de la transición, a los que para que no sufrieran las privaciones que ellos habían padecido, sus padres, con buena intención pero sin ningún criterio, les han repetido hasta la saciedad que podrían conseguir cualquier cosa que quisieran, porque era su derecho, obviando decirles que también tienen obligaciones, e instruyéndolos en un ambiente de inmediatez en los resultados, nulo compromiso para conseguir cualquier objetivo, y rechazo a todas las formas de autoridad que les digan lo contrario.

 

Esos “hijos de la revolución”, a su vez han criado a sus retoños, decidiendo darles una “educación que no coartara sus libertades”, y así, les han negado  conceptos incómodos como la disciplina, el esfuerzo, y la persistencia ante la frustración, consiguiendo de esa manera, en muchísimos casos, crear individuos egocéntricos, seres aniñados y frágiles, que no conciben el concepto de estar equivocados, que respetan solo las normas que les benefician y se creen portadores de la verdad absoluta, siendo  incapaces de lidiar con las adversidades… De hecho, su actitud ante los problemas es literalmente adoptar la postura de un “bicho bola”, (tanto física como mentalmente), y lamentarse llorando como magdalenas en un rincón…

 

Y no, no son más sensibles que el resto de los individuos, solo están mal enfocados ante la vida.

 

Ese tipo de personas son, las que ante la “desescalada”, (absurdo “palabro” que aunque la RAE recomienda no usar, se utiliza cada vez más en los foros informativos), de la crisis sanitaria en la que nos hallamos inmersos, han tenido que salir a la calle con sus hijos, respetando las indicaciones que se han dado para asegurar que no vivamos un rebrote de los contagios, y como tienen tan interiorizado que lo más importante son SUS sentimientos personales, sin plantearse siquiera lo que opinen los demás, e incluso a despecho de la seguridad general, han protagonizado situaciones dignas de una mala comedia cinematográfica.

 

 

Porque siempre será más importante el que yo este disfrutando del solecito fumándome un cigarrillo, y charlando con otros papis tan “cool” como yo, mientras mis hijos corretean por toda la plaza chocando con la gente con mascarillas que va a hacer la compra, con los abuelitos que han salido a “dar una vuelta”, (quienes mientras los demás hacemos lo posible por evitar que se contagien, ellos van a su aire… ¡ya les vale también!), o con los que pasean a sus perros…  ¡Total todos sabemos que lo del “coronavirus” es un bulo que han esparcido las farmacéuticas para podernos controlar mejor…  ¡Por eso el próximo curso vamos a crear una plataforma cívica en los colegios para no vacunar a los niños… ¡porque si solo comes cosas que no proyecten sombra, la naturaleza te inmuniza de forma natural!

 

Y así podríamos seguir hablando años y años sobre la imbecilidad humana, de hecho es muy posible que si a alguien le diera por decir que “…como el oxigeno oxida las células, hay que dejar de respirar para estar más sano… “, tuviéramos una epidemia de “healthies” extremistas que morirían alegremente de hipoxia, al  forzarse a dejar de respirar…  Eso sí, palmarían, felices y orgullosos de ser los más sanos del otro barrio, y así, de paso, le harían un favor al resto de la humanidad, dejando atrás un mundo que quizás no sería tan saludable, pero que en todo caso por compensación al eliminar todo ese “peso muerto pseudocientífico”, si seria mas intelectualmente higiénico.

 

Para terminar, permitid que os haga una  recomendación: Si de verdad decidís ser “mussel kids”, (niños mejillón), solo preocupados por lo que ocurre en el interior de vuestra pequeña y negra concha, intentad por lo menos no ser a la vez tan completa y absolutamente estúpidos como para envenenar el agua de vuestro propio acuario…

 

Es decir, si salís con los críos descontrolados, u os saltáis aquellas normas de seguridad que no os gustan, tarde o temprano os contagiareis a vosotros mismos o a vuestros seres queridos, y morirá alguien. Entonces, cuando vengáis llorando, y quejándoos de lo mal que se ha hecho, o simplemente de que no os imaginabais que fuera a pasar algo así, si hay justicia en el Valhalla, Odín debería mandar a Loki con una brocha y un cubo bien llenito de diarrea de vaca para que os pintara la cara y los morros.

 

Recordad lo que dice la canción que interpretan en una de las mejores escenas de la película “All that´s jazz”

 

Bye bye love…

 

Bye bye sweet caress…

 

Hello emptiness

 

I feel like I could die.

 

Bye bye my love goodbye…

 

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