¿Somos conscientes de que ese éxito al cual aspiramos todos, muchas veces, normalmente, tiene aparejado, un nivel de dedicación y compromiso, que casi nadie quiere asumir…?

No… en realidad es mucho más simple creer que un día, alguien “random” llamara a nuestra puerta para ofrecernos una burrada de millones a cambio de esa idea que nos parece que nadie ha podido concebir antes que nosotros, aun a despecho de que al final, solo resulte ser una versión nueva de la gaseosa…

Lo cierto, es que enfocamos la genialidad, la creatividad y la chispa como algo inherente a todo el mundo, sin pararnos a pensar que si fuera así carecerían de valor, porque serian algo cotidiano.

Nos han vendido un conjunto de ideas “naif”, que nos impulsan a creer que todos “somos especiales” , que tenemos derecho a que se nos reconozca esa “especialidad”, y que además, todos los demás tienen la obligación de hacerlo, y claro, luego llega la realidad que es muy puta, y taaan delicada y sensible como Atila recién levantado de la cama, cuando aun no se había tomado el café con yogurt fermentado de yak de primera hora de la mañana, y como si fuera un mazo de “adamantium” , hace añicos la frágil tacita de porcelana china de nuestra autoestima, dejándonos el ego tan magullado que lo único que nos apetece es hacernos el “bicho bola” en un rincón y no levantar cabeza hasta que Almodóvar dirija la próxima secuela de “Star Trek”, “Romulanos al borde de un ataque de nervios”.

No mi querida gentecilla… no todos estamos “elegidos para la gloria”, hay que trabajar por ello hasta la extenuación y mas allá, cultivándose, poniéndose a punto, presentándose a clases, castings, pruebas e intentando siempre aprender de todo lo que hagamos, y al final, si tenemos una adecuada dosis de suerte, (que resulta del todo imprescindible), igual conseguimos lo que queremos… O, no, porque, (y os recomendaría que grabarais esto en vuestros corazones para no olvidarlo nunca), no existen garantías de que vaya a ocurrir.

Aunque tranquilos… si no sucede, tampoco es un fallo vuestro, simplemente no se ha dado porque a lo mejor, la vida os reserva otra cosa… o tampoco, que como se decía en “Terminator 2”.

“El futuro no está establecido. No hay destino. Solo existe el que nosotros hacemos.”

John Connor dixit